De vinos y otras rutas turísticas

Los viernes por la noche, pronto en la noche, el ritual del vino. Los amigos, fenomenal palabra, alzamos copas de vino desde las barras del bar, ante la mirada atenta del barman, sin desbarrar. Utilizamos el tiempo, además, en arreglar el mundo y echarle el último vistazo al diario. Seguro que porque alguien ha dicho que ha visto, que ha leído…

En el diario de ayer, con fotos espectaculares, la declaración institucional de la añada vinícola de nuestro Ribera. Allí se juntaban bajo las luces indirectas de los rayos láser, viticultores, bodegueros, políticos, políticos, políticos, y otros seres de inefable pelaje y otros pocos, absolutamente necesarios. Los del verbo fácil, los que catan, serían, si somos serios, suficientes para dar a conocer lo que nunca va a saborearse como malo. Mirando las fotos, saboreando el vino, me vine a la memoria, que alguien explicaba hace tiempo lo necesario y absolutamente solidario que resultaba repartir las presentaciones y los estamentos y las denominaciones.

Nadie puso reparos, para no ser tachado de insolidario o falto de humanidad. Hoy vemos, que Aranda, capital del Ribera, cuna de la denominación, se queda huérfana de todo acto presentativo y representativo, ¿tanto costaba presentar la añada como colofón coloquial de la II Feria del Ribera del Duero?

Conozco lugares en Aranda de Duero, cuasi sacrales, cuasi monásticos, cuasi alquímicos, donde podría haberse realizado con pátina Ribereña, la dicha presentación, con empaque de arandanidad.

Cierto es que no habría lugar para tanto político y político y político, pero, quizá, con sólo los que tienen que ver con la viña, con la trasiega, con la comercialización y sumilleridad, fuera suficiente, junto con presidentes de la Región o viceministros, ¡vaya a usted a saber!, para dar prensa.

Creo que el propio Ribera da prensa de sobra, y no precisa de ningún padrino; bien sea cierto que en nuestra España, sea imposible llevar a cabo un proyecto sin pensar en los padrinos, en quien te apadrine.

Aranda, por mor de la comarcalización, ha cedido tanto y tanto, que hoy nos ven como aquellos a los que se les puede pedir que renuncien a…todo.

tanto ceder y ceder, hemos perdido tantas y tantas oportunidades, que el resentimiento nos lleva a retirarnos de todo lugar – y ahí tenéis el órdago que echamos con nuestra retirada del plan del dinamización turística de la Ribera del Duero.

Que nos sobra todo…Chu, chu, chu, chu!